Paradojas
No recuerdo cuánto me sentí triste por última vez. O tan triste.
Hace unos días se comprobó una hipótesis que hace tiempo había elaborado: "la pobreza no es viable para implementar proyectos de desarrollo; ni siquiera proyectos para los pobres". Es una paradoja. Me gustan las paradojas porque nos recuerdan el sentido del humor que tiene la vida. Ésta, sin embargo, tiene un sabor amargo; como esas vacunas para niños que vienen en gotero.
Hay de pobrezas a pobrezas y conozco muchas que han adoptado proyectos y funcionan. Como las cooperativas de la sierra de Oaxaca, los hoteles orgánicos en la Tarahumara o los microcréditos en Bangladesh. Pero la pobreza con la que yo convivo no parece ser compatible con el bienestar; ¿qué factores intervienen en ello?, ¿por qué se evidencia la desigualdad de situaciones? Los chilangos pobres con el mismo ingreso de 50 pesos diarios pudieron conocer la playa de Villa Olímpica y ahora patinan en la pista de hielo gigante de la Capital; incluso disfrutan de conciertos gratuitos en el Zócalo.
En la marginación ¿de qué maneras se puede disfrutar el ocio?
No pretendo indagar en patrones antropológicos ni filosóficos. Menos en sicológicos, pero la experiencia en mi trabajo comunitario me ha enseñado que las diferencias en la pobreza están definidas por los centros urbanos. Cada ciudad contribuye a la pobreza de los otros; de los suburbios, de las rancherías, de las congregaciones. Lo que encuentro como factor común es que mientras más alejadas están las comunidades de la ciudad, hay más bienestar: la gente no delimita su casa del entorno natural y vive casi de manera autosustentable rodeada de hortalizas, vacas, gallinas y cerdos; la contemplación es una actividad importante y de ella se obtiene sabiduría y paz; los hombres platican entre sí y comparten sus reflexiones. Sonríen.
El problema de la pobreza está enmedio, en los asentamientos que tienen urbes cercanas; en los migrantes del campo al asfalto, despojados de identidad y de sentido. Ahí está mi trabajo. En el terreno de nadie, en un “no lugar”, que se ha creado irremediablemente y en el cual pocos hemos indagado con estudios y proyectos serios.
Aquí se advierte la carencia de pasado y se vive "al día" en el presente. Hasta hace pocos años la gente del Valle de Perote no tenía luz eléctrica, televisión o estufas de gas. Padecen todavía porque no hay tuberías de agua y los tinacos se han convertido en horribles gigantes negros en las puertas de las casas, y se llenan con agua de pipa, y del pozo, cuando hay dinero para pagar la luz de "la bomba". ¿Qué sucedió en estos lugares? ¿Qué dios creó el comportamiento urbano-campesino en las zonas marginadas? ¿De qué sirven impecables estudios sociológicos si están muertos en los estantes de las bibliotecas?
El trabajo comunitario in situ, está cabrón. Y es que la comodidad de un escritorio siempre será un escudo contra las calamidades de los mosquitos y la vida miserable. Las personas de una zona marginada al encontrar a alguien (una organización, un programa, un proyecto) que se interesa por sus dificultades "desarrollan expectativas 'mágicas' mediante las cuales no sólo desean sino exigen que sus carencias legalmente postergadas sean saciadas lo antes posible"*. La enérgica demanda de la población hacia el trabajador comunitario genera, según explican los estudios de Mahoney, "cansancio y fatiga emocional, dificultades en las relaciones interpersonales, sentimientos de aislamiento, desilusión profesional, ansiedad, depresión, reacciones somáticas, abuso de sustancias e insomnio".
¿Quién ayuda a los que ayudan?
Dos años de trabajo de campo me han valido para desear una tregua detrás de un monitor. A los humanos nos vence la comodidad y, entonces, una noche con la cara hundida en la almohada nos sentiremos desgraciados y cobardes por haber abandonado el ring. Y luego lo olvidaremos y seremos felices. ¿Instinto de supervivencia? A nosotros "nos tocó" estar del otro lado; en la ciudad, con la calefacción, el auto, el cine y un salario seguro cada quincena. ¿Para qué tanto sufrimiento trabajando con los pobres?
Lalo es francés y llevaba un mes viviendo en la selva ecuatoriana conociendo el trabajo de una ONG que apoyaba la construcción de vivienda y el desarrollo autosustentable. Hoy en el MSN me dijo que la ONG ha desaparecido. Sus miembros comenzaron a tener problemas internos, pero lo mismo es decir que se rindieron.
¡Valientes los que siguen en pie!
¡Valiente la Madre Teresa que con razón es Santa!
Todas las ONG estamos comenzando, de alguna manera, a tener presencia en el mundo. Y nacer, en un momento histórico o por una vagina, siempre es difícil.
¡Valiente la Madre Teresa que con razón es Santa!
Todas las ONG estamos comenzando, de alguna manera, a tener presencia en el mundo. Y nacer, en un momento histórico o por una vagina, siempre es difícil.
Qué le vamos a hacer.
Kika con los niños de El Rincón. Foto: Leidy
*Modelo de desarrollo humano comunitario. Varios autores. Universidad Iberoamericana, México, 2005
Comentarios
no encuentro las palabras para solidarisarme contigo. Me gustar'ia escribir que todo este aprendizaje tendra una utilidad en alg'un futuro y que seguramente no se quedar'a en un estante de alguna pomposa biblioteca (de hecho as'i comenc'e), pero no tengo la certeza de que eso suceda. Por eso tus letras son importantes, para recordarnos a quienes no conocemos lo que tu estas conociendo.
Si quisiera consolarte, este comentario se llenar'ia de clich'es y con suerte, hasta te alentar'ia, pero no tenemos la certeza, sin embargo s'abete que tu vida (a'un en los momentos atr'as de un monitor y con silla de rueditas, de esas que acabo de comprar para mi casa) tiene un sentido y no s'olo para ti. No es maravilloso ?
un abrazo con-sentido.
En el fondo estoy contenta porque sé que viene una nueva etapa, pero me duele todo esto. Qué le vamos a hacer.
¡Te mando un abrazo!
(y luego te envío una foto de otra pared de casa, donde están más fotos tuyas... SOY TU FAN)
la autocensura no es buena.
un beso grande para ti.
p.d. ya no se puede confiar en la tecnologia, mucho menos en los lectores de feeds.
otro beso sin autocensura.