Otro sueño


Estaba sola en la calle esperando el autobús y me sentaba en el escalón de la entrada de una casa.
Escuchaba un ruido y volteaba cuando abrían la puerta: era Enrique Vila Matas. Al verlo recordé que en otro sueño toqué en esa misma puerta y lo saludé y le dije que leía a Liechstravski, que podía aydarlo a "corregir" o a leer o a lo que quisiera, "es verano y tengo tiempo" le decía (despierta no me perdono semejante osadía). Cuando veía salir a Vila Matas me ponía nerviosa. Él tenía veinte años menos que hoy y llevaba el cabello pintado, un poco violeta, como si hubiera usado Fancy-Full.
Mientras cruzaba por la puerta y la cerraba con llave, me reconocía del sueño anterior y me decía que yo era la chica que leía a Liechstravski. Le decía que sí y ya me sentía ruborizada por completo, luego agregaba que no me había gustado mucho, como queriendo hacer plática, como buscando decirle con desesperación que tenía una opinión literaria, y el maestro respondía, bueno como es, que por supuesto, que su estilo era seco y complicado como su nombre. Liechstravski. Lo pronunció otra vez, Liechstravski, luego lo dije yo, Liechstravski, y cuando nos dimos cuenta de nuestro teatro, nos reímos mucho.



Liechstravski, quién sabe quién es.



Imagen: dreaming

Comentarios

Pac Morshoil ha dicho que…
Ah, qué buen sueño.

A Liechtravski yo solía soñarlo en mis años mozos: era un funámbulo portentoso; la noticia de su muerte ocupó la primera plana de todos los periódicos.

Salús =).
Érika B Carrillo ha dicho que…
Paco! jaja, gracias por tu comentario.
Liechtravski, todo un personaje. Un abrazo!

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