Asuntos pendientes (fragmento)



-Asdrubal me dio un regalo que me trajo de Madrid. Un dibujo –le dije a mi abuela. –En su último correo, me envió un texto largo con cuarenta fotos que mostraban el proceso, o más bien el camino, donde había encontrado ese regalo para mí. Se trataba de La noche en Blanco, un festival nocturno que se hizo en las calles de Madrid, pero que empezó en Francia en 2002 y ahora lo hacen en muchas ciudades de Europa. Las fotografías eran de la gente en la Gran Vía, mucha gente, y de las actividades que se habían preparado para mantener a los visitantes despiertos toda la noche. Había pantallas gigantes con bailarines que enseñaban pasos de ballet, globos blancos con poemas que flotaban sobre las cabezas de las personas, luces de colores en los edificios, bandas de todo tipo tocando en los parques… Mi regalo apareció al final del mensaje, cuando terminó “el camino” y encontró un letrero que decía “Se dibujan sueños”. Estaba un escritorio con chica que atendía a una fila de personas, así que él se formó y le pidió que hiciera un dibujo para mí. Ese fue mi regalo. Me lo entregó en el DF, era unas manos de niña y había un piano, gotas de lluvia, libros y partituras.


“... Nervioso también como niño, avancé hasta su escritorio, me senté y sólo atiné a decirle con una sonrisa tímida: "Hola, quiero regalarle un dibujo a una amiga que quiero mucho, que es como una niña y que sé que gustaría de esto. Puedo darte los elementos simbólicos de sencilla representación y viene allí mi único problema, que no sé cómo hacer que logremos, entre los dos, representar en el dibujo los elementos abstractos, los valores... Ella sonrió de una manera muy sincera y me dijo "¿Sabes que de los cientos de personas que han pasado por aquí, eres la única que me ha pedido un dibujo para ofrecerlo como regalo a alguien más? Todos llegan y se van con algo para ellos mismos, y te agradezco, me parece un gesto lindísimo y con este dibujo tendré más energía para seguir haciendo esto" Y lo dijo de una manera tan de dentro, tan linda, que sabía que, sentado allí, con los pies colgándome de la silla como niño, había llegado al lugar indicado, al regalo indicado y sonreí con más calma que en el botánico, y esperaba paciente. Le dije que solo quería que se viera en el dibujo lo que para mí representabas, con lo que siempre te recordaba, y le di la lista de elementos que ya había escrito en un papelito durante la fila. Ella es como una niña eterna -le dije- pero siempre lleva un piano por dentro, música, siempre lleva jazz y la recuerdo, sobre todo, con Bill Evans. Y quisiera lluvia, y una gran pila de libros, y su escritura porque me fascina lo que siempre escribe y a través de ello comenzó y sigue nuestra relación tan linda, y plantas, y una playa lejana, pequeñita en algún lugar como denotando la distancia en el tiempo, allí donde todo comenzó; y sonríe mucho, y quiero también que le salga un sueño de la cabeza, porque eso ha sido importante y quisiera también (y seguía yo enumerando la lista con la velocidad que tiene un niño en la mirada al estar en una tienda de juguetes toda para él) y aquí está el problema, que pudiéramos incluir el amor, y la coincidencia, y mi regreso, y las historias paralelas, y los sueños coincidentes y la literatura a través de manifestaciones reales, y la magia, ¡sí! la magia, y, y, y, y, y... y así iba yo de rápido cuando me detuvo con una carcajada y me dijo que no era posible, ¡que a ella le encantaría! Pero que tenía poquito tiempo, porque quería hacer llegar su trabajo a la mayor cantidad de gente posible. Entonces me disculpé y me calmé un poco, y charlamos de su abuelo (¡que era de Saltillo!) y que su deseo siempre había sido conocer México, y le platiqué un poquito nuestra historia y le pareció muy linda, y ella dibujaba y yo hablaba de cosas. Al final, cuando terminó, dejando de lado a causa del tiempo muchos de los elementos que yo había pedido, me explicó brevemente la intención de su dibujo, de los elementos, y lo firmó luego, por detrás, y le pedí como último deseo que te lo dedicara, que te lo enviara ella como un regalo de alguien que ya la conocía un poquito, desde Madrid. Y lo hizo. Y yo le apreté la mano y le agradecí muchísimo, porque evidentemente, a través de su dibujo me había curado/sanado esa ilusión incompleta que llevaba desde que salí de casa, buscando un regalo lindo para ti. Y me pareció fantástico, porque salí como un niño con juguete nuevo, y la nueva gente que llegaba a la fila me veía y veía el sobre que llevaba en la mano con curiosidad, y veían mi sonrisa…

Ha sido uno de los mejores regalos de mi vida.

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