Lectura
La semana pasada me preguntó un compañero de la oficina qué me gustaba leer y le dije que cuentos. Cuentos inteligentes. Pero luego corregí: cuentos inteligentes y bien escritos.
En realidad no supe explicarle a mi colega en ese momento lo que significaba para mí esa afirmación. Y él supongo que tampoco entendió nada.
La idea me dio vueltas en la cabeza como alguna vez me sucedió cuando nadie entendía qué hace un antropólogo, y a pesar de todo tenía que dar una explicación como si fuera una prueba. ¿Cómo explicar a una persona ajena a tu medio lo que haces, lo que te gusta?
Leo por dos razones, principalmente:
1. porque me interesa saber cómo las personas entienden/se explican el mundo (también por eso soy antropóloga) y
2. porque me gusta el lenguaje.
Hay otras muchas razones (porque se desarrolla mi agilidad mental, mi capacidad de análisis, mi creatividad, y porque es un placer tenderse sobre un sofá con un té negro al lado y un libro en las manos) pero ninguna de esas es importante aquí.
La literatura es uno de los medios, si no el mejor, para conocer la condición humana. Así que si uno pretende andar viviendo por ahí, una forma de enterarse de qué va la vida es por medio de la literatura. En las páginas de los millones de libros que se han escrito están retratadas situaciones que muestran los aciertos y los errores de los humanos, los sentimientos más oscuros y los más nobles, acciones con consecuencias desastrosas o edificantes. Guerras, amores, paces, traiciones. Los temas en la literatura son pocos, como hay pocos temas en la vida, pero las formas de vivir son tan variadas como tantos seres humanos hay en el mundo, en todos los tiempos. Y por eso hay tantos libros.
El mundo de las letras es igual que el mundo. Con charlatanes, con sabios, con putas, con maestros. Por eso hay que saber elegir. No es lo mismo leer un libro de fórmulas del éxito personal que una novela clásica. Aunque ambas nos enseñen lo mismo. Tampoco es igual leer un libro de un autor norteamericano que un inglés del siglo dieciocho, o leer un argentino o un mexicano. Aunque eso, como dice Armando, ya es tejer fino.
La forma como entiendo la lectura tiene varios niveles. El primero consiste en leer por leer: una revista de modas, un manual, la sección deportiva del diario, el horóscopo. En el segundo nivel están los lectores ocasionales: un libro de vez en cuando de lo que sea, de lo que nos recomienden, para leer en el baño, en el aeropuerto, en las noches de insomnio cuando en la televisión comienzan los anuncios de productos para adelgazar. Me atrevo a decir sin temor a equivocarme que éste es el grueso de la población lectora. Y aquí es donde los autores se hacen millonarios con best sellers fáciles de leer y entretenidos. En este nivel están los libros de recetas de la felicidad, de paz interna, de feng shui for dummies, de soy cabrona y por eso estoy soltera, etcétera.
El tercer nivel es una lectura más especializada con lectores asiduos que han caído en cuenta que los libros ofrecen conocimientos interesantes. Normalmente leen biografías, novelas históricas, algunos clásicos añejos, ensayos de política y ciencias y algunos libros actuales de temas variados. Este también es un buen mercado, aunque un poco más pragmático y conservador. Conozco a muchos lectores nivel tres. Grandes lectores. Hombres y mujeres cultos y extraordinarios.
Pero hasta el cuarto nivel hay lectores de verdad. Y lo digo en serio aunque quieran apedrearme. Sólo en este nivel hay personas que reconocen autores, textos, estilos, corrientes literarias. Los que llegaron a este nivel pueden identificar a los lectores de los niveles anteriores por olfato, incluso por su estatura. Obviamente hay subniveles de especialización y de conocimiento, pero al llegar aquí no hay muchas diferencias entre haber leído un libro verdadero o mil. La membresía al paraíso se obtiene de cualquier forma. Sergio Pitol decía que una persona sólo debería leer BIEN diez libros en toda su vida, y luego concedió que leer BIEN uno solo, funcionaría igual.
La diferencia entre el nivel tres y el cuatro radica en la calidad del lenguaje que tienen los libros. El primero es información, el segundo es arte. No es lo mismo leer un ensayo de un investigador en ciencias, que una novela escrita por un artista o por un humano experto en la vida (que no es igual a ser un humano experto en UN tema. "El experto no es el especialista" dice Baudelaire "es el hombre de ocio y de educación general"). Las palabras importan. La forma como se usan las palabras hace una diferencia abismal. Al menos a mí me lo parece. Así que leer por leer ya quedó atrás. Ahora leo para disfrutar el lenguaje y para pensar, para alabar a los maestros de las letras que saben dónde van los puntos y las comas y además se dan el lujo de regalarnos escalofríos con textos impecables, con reflexiones profundas y hermosas.
Octavio Paz, en El Arco y la Lira escribe que todos somos poetas y que la vida está llena de poesía, pero hay que saber encontrarla. Uno puede escribir “la ventana tiene gotas de agua porque está lloviendo”, y todos podremos ver claramente la imagen de esa ventana en nuestra mente. Sin embargo, si escribo “había unas gotas suicidas que lamían una ventana gris” estoy diciendo exactamente lo mismo, pero en este caso parece como si viera esa ventana por primera vez ¿no es cierto? Y quizá hasta sienta pena por esas gotas gordas. Y si digo “en ocasiones mi vida parece una gota de lluvia, de esas que lamen las ventanas grises”, estoy haciendo una reflexión de la vida a partir de una metáfora.
Bueno, tal vez mis ejemplos no sean los mejores, y creo que ya antes había puesto el mismo ejemplo, pero el punto es que saber usar el lenguaje sí importa. Y si tengo que leer ensayos, busco a autores inteligentes que escriban bien y que hayan leído por lo menos un libro verdadero. Hay muchos.
Hace unos días volví a ver Cinema Paradiso y hay una escena muy cómica, cuando proyectan una película de Antonioni: el dueño del cine entra a la sala y ve que hay pocas personas, entonces dice “esta película no sirve, dicen que es muy buena, pero nadie la entiende”. Me dio mucha risa. Así es. El nivel cuatro de la literatura no es para todos, como tampoco es para todos el cine de Antonioni, la política o los deportes. La lectura es lo único que es para todos y debería ser una obligación. Como el ocio, el ejercicio y la información también.
De nuevo, todo es cuestión de equilibrio.
Confieso orgullosa que he leído The Seven Habits of Highly Effective People y algo bueno hallé, y de vez en cuando compro revistas de moda para leer los tips de belleza, aunque cada vez son más malos.
En este momento tengo en el buró de mi habitación dos libros de Bolaño, uno de Úrsula K. Leguin (que es mi iniciación a la ciencia ficción) y uno gordo de ensayos sobre democracia y políticas públicas.
En fin. Lectores somos y en el camino andamos.
Más del tema, aquí.
Imagen: Leer
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En realidad no supe explicarle a mi colega en ese momento lo que significaba para mí esa afirmación. Y él supongo que tampoco entendió nada.
La idea me dio vueltas en la cabeza como alguna vez me sucedió cuando nadie entendía qué hace un antropólogo, y a pesar de todo tenía que dar una explicación como si fuera una prueba. ¿Cómo explicar a una persona ajena a tu medio lo que haces, lo que te gusta?
Leo por dos razones, principalmente:
1. porque me interesa saber cómo las personas entienden/se explican el mundo (también por eso soy antropóloga) y
2. porque me gusta el lenguaje.
Hay otras muchas razones (porque se desarrolla mi agilidad mental, mi capacidad de análisis, mi creatividad, y porque es un placer tenderse sobre un sofá con un té negro al lado y un libro en las manos) pero ninguna de esas es importante aquí.
La literatura es uno de los medios, si no el mejor, para conocer la condición humana. Así que si uno pretende andar viviendo por ahí, una forma de enterarse de qué va la vida es por medio de la literatura. En las páginas de los millones de libros que se han escrito están retratadas situaciones que muestran los aciertos y los errores de los humanos, los sentimientos más oscuros y los más nobles, acciones con consecuencias desastrosas o edificantes. Guerras, amores, paces, traiciones. Los temas en la literatura son pocos, como hay pocos temas en la vida, pero las formas de vivir son tan variadas como tantos seres humanos hay en el mundo, en todos los tiempos. Y por eso hay tantos libros.
El mundo de las letras es igual que el mundo. Con charlatanes, con sabios, con putas, con maestros. Por eso hay que saber elegir. No es lo mismo leer un libro de fórmulas del éxito personal que una novela clásica. Aunque ambas nos enseñen lo mismo. Tampoco es igual leer un libro de un autor norteamericano que un inglés del siglo dieciocho, o leer un argentino o un mexicano. Aunque eso, como dice Armando, ya es tejer fino.
La forma como entiendo la lectura tiene varios niveles. El primero consiste en leer por leer: una revista de modas, un manual, la sección deportiva del diario, el horóscopo. En el segundo nivel están los lectores ocasionales: un libro de vez en cuando de lo que sea, de lo que nos recomienden, para leer en el baño, en el aeropuerto, en las noches de insomnio cuando en la televisión comienzan los anuncios de productos para adelgazar. Me atrevo a decir sin temor a equivocarme que éste es el grueso de la población lectora. Y aquí es donde los autores se hacen millonarios con best sellers fáciles de leer y entretenidos. En este nivel están los libros de recetas de la felicidad, de paz interna, de feng shui for dummies, de soy cabrona y por eso estoy soltera, etcétera.
El tercer nivel es una lectura más especializada con lectores asiduos que han caído en cuenta que los libros ofrecen conocimientos interesantes. Normalmente leen biografías, novelas históricas, algunos clásicos añejos, ensayos de política y ciencias y algunos libros actuales de temas variados. Este también es un buen mercado, aunque un poco más pragmático y conservador. Conozco a muchos lectores nivel tres. Grandes lectores. Hombres y mujeres cultos y extraordinarios.
Pero hasta el cuarto nivel hay lectores de verdad. Y lo digo en serio aunque quieran apedrearme. Sólo en este nivel hay personas que reconocen autores, textos, estilos, corrientes literarias. Los que llegaron a este nivel pueden identificar a los lectores de los niveles anteriores por olfato, incluso por su estatura. Obviamente hay subniveles de especialización y de conocimiento, pero al llegar aquí no hay muchas diferencias entre haber leído un libro verdadero o mil. La membresía al paraíso se obtiene de cualquier forma. Sergio Pitol decía que una persona sólo debería leer BIEN diez libros en toda su vida, y luego concedió que leer BIEN uno solo, funcionaría igual.
La diferencia entre el nivel tres y el cuatro radica en la calidad del lenguaje que tienen los libros. El primero es información, el segundo es arte. No es lo mismo leer un ensayo de un investigador en ciencias, que una novela escrita por un artista o por un humano experto en la vida (que no es igual a ser un humano experto en UN tema. "El experto no es el especialista" dice Baudelaire "es el hombre de ocio y de educación general"). Las palabras importan. La forma como se usan las palabras hace una diferencia abismal. Al menos a mí me lo parece. Así que leer por leer ya quedó atrás. Ahora leo para disfrutar el lenguaje y para pensar, para alabar a los maestros de las letras que saben dónde van los puntos y las comas y además se dan el lujo de regalarnos escalofríos con textos impecables, con reflexiones profundas y hermosas.
Octavio Paz, en El Arco y la Lira escribe que todos somos poetas y que la vida está llena de poesía, pero hay que saber encontrarla. Uno puede escribir “la ventana tiene gotas de agua porque está lloviendo”, y todos podremos ver claramente la imagen de esa ventana en nuestra mente. Sin embargo, si escribo “había unas gotas suicidas que lamían una ventana gris” estoy diciendo exactamente lo mismo, pero en este caso parece como si viera esa ventana por primera vez ¿no es cierto? Y quizá hasta sienta pena por esas gotas gordas. Y si digo “en ocasiones mi vida parece una gota de lluvia, de esas que lamen las ventanas grises”, estoy haciendo una reflexión de la vida a partir de una metáfora.
Bueno, tal vez mis ejemplos no sean los mejores, y creo que ya antes había puesto el mismo ejemplo, pero el punto es que saber usar el lenguaje sí importa. Y si tengo que leer ensayos, busco a autores inteligentes que escriban bien y que hayan leído por lo menos un libro verdadero. Hay muchos.
Hace unos días volví a ver Cinema Paradiso y hay una escena muy cómica, cuando proyectan una película de Antonioni: el dueño del cine entra a la sala y ve que hay pocas personas, entonces dice “esta película no sirve, dicen que es muy buena, pero nadie la entiende”. Me dio mucha risa. Así es. El nivel cuatro de la literatura no es para todos, como tampoco es para todos el cine de Antonioni, la política o los deportes. La lectura es lo único que es para todos y debería ser una obligación. Como el ocio, el ejercicio y la información también.
De nuevo, todo es cuestión de equilibrio.
Confieso orgullosa que he leído The Seven Habits of Highly Effective People y algo bueno hallé, y de vez en cuando compro revistas de moda para leer los tips de belleza, aunque cada vez son más malos.
En este momento tengo en el buró de mi habitación dos libros de Bolaño, uno de Úrsula K. Leguin (que es mi iniciación a la ciencia ficción) y uno gordo de ensayos sobre democracia y políticas públicas.
En fin. Lectores somos y en el camino andamos.
Más del tema, aquí.
Imagen: Leer
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Comentarios
Creo que sí vale la pena categorizar, si no ¿cómo sabes que te has vencido a ti mismo, que estás creciendo? Es una forma de ordenarse, creo. De autoevaluarse. A lo mejor para muchos no es relevante, pero en mi caso funciona. Lo importante es que no pretendo convencer a nadie. Te escribo.
En fin .. bonita frase de Sabina de la rola de siete crisantemos ...
Que casualidad, justo ahora estoy leyendo un libro de cuentos de Roberto Bolaño "llamadas telefónicas" ... es un folleto se lee rápido, has leído el cuento de "el gusano" ?
Un saludo
Gracias por tu comentario.
No sólo he leído Llamadas telefónicas, lo he estudiado casi con morbo. Me parecen cuentos magníficos, soberbios. "El gusano" es uno de mis favoritos, sobre todo por la imagen inocente de Belano pidiendo un autógrafo a Jaqueline Andere...
Ahora leo 2666, también de Bolaño, apenas empiezo, pero seguro luego hablaré de él aquí. Saludos.
yo hace tiempo deje de "rankear" a los lectores... (tenía desde el Libro Vaquero hasta los manuales técnicos) hasta que un dia, un amigo muy querido me acompañó a abrazar mi freses... y si, cuando soy totalmente palacio... puedo ser catgegoría cero... ser chica cosmo o ser lectora del tvnotas en la cola del super (lo que sea con tal de pasar el rato). En otros momentos, cuando me pongo densa, me inspira leer algo más técnico (que me ayude a poner más categorías incluso: como teorias de desarrollo emocional infantil). Y otros, cuando el clima no ayuda... quiero leer algo que revivifique... en fin... como dice Bimbo... en la variedad está el gusto... Gracias a Dios hay para todos y de todo, y como todo lo humano, hace falta la voluntad para explorar toooda la gama del ranking que se te ponga de frente.
Y luego, de clóset, soy lectora de best sellers, o leo el horóscopo... o mi sección de lectura del recinto privado (que si pongo el nombre me acusas de burda) que me inspira en esos momentos de soledad... jajajaja ya sabes a cuál me refiero... lo que si estoy de acuerdo contigo... no importa a donde me manda mi ánimo del ranking... leo hasta la pasta de dientes, la etiqueta del champu, los ojos de la gente, los no verbales de la gente y de los perros... devoro letras, me como los símbolos... pretendo que los entiendo y luego, los vuelvo a resignificar...
pero todo buen amante de los cuentos, de las historias... ('ora si me voy a poner mamona...jaja) y esto te lo super recomiendo proque yo soy fan de tus cuentos y no se en que categoría rudamente te colocarías, es las mil y una noches... eso es un caramelo de opciones, un festín de colores y de imagenes... solo que hay que darse a la tarea (de algo todavía mas pomposo...) te tienes que conseguir una buena edición, no cualquiera mal traducida, sino una que realmente sea de por lo menos tres tomos... para que no te editen sus escenas no aptas para niños... etc...
ya te extrañaba... bsssss
Se puede comprar alguna publicación donde se incluyan? tús letras tienen precio ?
¡Eres lo máximo como lectora y comentadora! Prometo que buscaré la mejor edición de Las mil y una noches (es una de esas obras que te hacen decir, "debería tenerla" pero nunca la compras, ja).
Tú ya estás más allá del bien y el mal en la lectura, no hay más que decir ;)
Te abrazo juerte.
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Anónimo (ya pon tu nombre),
Pues no hay nada escondido en la red. No te desgastes buscando. Tampoco hay libros publicados. Aún.
Con ranking o sin él, al final se sigue tratando de lo mismo, algunos gustan de escribir otros de leer. Deja tú qué cosas se escriban o se lean, las palabras siguen siendo cautivadoras. Es cierto, la gente lee menos libros, ahora leen blogs o cualquier cosa que se encuentran en la red y lo desechan de inmediato, o regresan religiosamente a esos blogs que están bien escritos (puntos, comas y acentos por decir lo menos) y que contienen información útil (el rollo técnico, blablabla) o ya como mínimo una noticia bien escrita y que se salga de los patrones de la TV.
Después del kilométrico comentario, te digo que a mí tus letras me siguen cautivando (así como ese otro post que leí en otro blog sobre Twitter). Ahh ¡qué detallazo el PacMan este que pusiste!