La mujer del avión


Hace unos días, en el avión, conocí a una mujer lectora. Llegó con su laptop bajo el brazo, con su bagpack en el hombro, una botella de agua de litro y medio en la otra mano y pidió al hombre que estaba a mi lado que por favor se levantara porque ese asiento era el de ella.

Había muchos lugares libres y me pareció innecesario el cambio de lugar de ese hombre, sobre todo porque, con las manos tan ocupadas de laptops y botellas de agua, lo mismo era dejarlo todo en el asiento vacío que estaba en la otra hilera de asientos. Además, claro, el hombre tenía que desabrochar su cinturón de seguridad, tomar su revista, su maletín que estaba debajo del asiento y ella tenía que esperar a que todo esto sucediera para entonces guardar sus cosas y sentarse ahí.

Y bueno, en realidad a mí no me importaba esto, pero aquí estoy escribiéndolo y creo que eso significa que soy una entrometida. Ella se sentó a mi lado y pronto abrió su laptop y comenzó a teclear. Yo leía los Papeles Inesperados. La azafata dio el anuncio de que estábamos por despegar, que apagáramos los aparatos electrónicos que el respaldo y la mesa de servicio. Entonces la mujer de al lado guardó su laptop y sacó un libro.

Me distraje de la lectura y traté de ver, de reojo, qué leía. Alcancé a leer al autor, Haruki Murakami, pero no pude ver el título. Me puse contenta sólo de saber que a mi lado estaba una lectora de Murakami, a quien he querido leer desde hace mucho, pero que, por esas cosas que pasan, no lo he hecho.
Pasamos varios minutos cada una sobre las letras de nuestros libros. Pasó el carrito con bebidas, y de pronto ella se volvió hacia mí y me pregunto:
- ¿Está bueno? -la miré por encima de los anteojos y le dejé saber con mi mirada que no sabía a qué se refería, que me tomó completamente por sorpresa.
- El libro ¿está bueno?
- El libro, sí, claro, es muy bueno -le dije y sentí que me ruboricé, pensé que tal vez había notado que la estaba observando, pero supe de inmediato que no era así, que era inofensiva su pregunta y que tenía verdadero interés en saber detalles de ese libro que leía.
-Me lo han recomendado mucho -dijo.

Le hablé de la historia del libro, “veinticinco años después de la muerte de Cortázar, encontraron estos papeles inéditos en el cajón de un mueble ¿lo puedes creer?”. Y ya no pude evitar emocionarme. Cortázar, le dije, fue mi primer autor favorito y le conté que es muy divertido, que escribe de las cosas pequeñas, de las cosas bellas y luego le dije que ya podía imaginar mi gozo al leer esos textos, tan nuevos y tan inéditos, porque lo común es que cuando el autor se muere todo se acabe.
Me preguntó qué libro de Cortázar debería leer primero y le dije que Rayuela era su libro más famoso, aunque le confesé que sus libros de cuentos son mis favoritos.
Me habló entonces de Murakami y me contó su historia de lectora. -Normalmente no leo más de un libro de un autor -me dijo-, cuando he leído más de uno, el segundo me ha desilusionado, pero a Murakami le estoy dando una oportunidad.

Me habló de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, me habló de Tokio blues.

Le conté que el primero era un libro que llevaba varios meses en mi lista de próximas lecturas y que, esa semana, precisamente, se había hecho presente la necesidad de tenerlo de varias maneras. “Todos los caminos me llevan a Murakami”, pensé.

Después de algunos lapsos de silencio, en los cuales ambas regresábamos a nuestra lectura, voltee de nuevo y le leí un pedacito de los Papeles Inesperados. Y luego pensé que tal vez era demasiado, que finalmente era una desconocida y ahí estaba yo dejándole saber todo mi regodeo de pavo real al leer a Cortázar. Ella no pareció molestarse, al contrario, y luego volvimos a hablar de autores y terminé recomendándole también a Enrique Vila-Matas y a Roberto Bolaño. Ella vive en el DF y le dije que pronto me mudaría a esa ciudad. Estábamos tan cerca en los asientos que pude ver hasta esas líneas oscuras que rodean a las pupilas, sus ojos eran amielados y su cabello era rizado y desordenado; fue muy raro, pero me recordó a mí misma. Ella prometió que me escribiría para mandarme algunas de sus recomendaciones de la ciudad y también para decirme qué tan bien le habían caído mis autores.

Salimos del avión y yo esperé mi maleta, ella se despidió y siguió de frente, pero antes de perderse entre la gente del aeropuerto, volteó y me dijo desde lejos, “¡y lee a Murakami!”
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Esa misma mañana, cuando salí de Monterrey, había pensado qué libro me llevaría al viaje y, sin mucho pensar, tomé ese de Cortázar, sabiendo de antemano que era una mejor idea comprar uno en el DF y comenzar mis vacaciones con letras nuevas.
La mujer del avión, entonces, me dio la señal que estaba esperando.
Y ese fin de semana que disfruté tanto en el Parque México y en Coyoacán con Adriana, compré Crónica del pájaro que da cuerda al mundo y me sumé a su historia para iniciar la mía en San Miguel y en Querétaro con mi abuela, durante una semana completa.

Este viernes lo terminé y todavía no puedo creer cómo fue que lo leí tan pronto, es una obra espectacular. La historia no es exactamente mi favorita, tiene demasiada sangre para mi gusto, pero el personaje del señor pájaro-que-da-cuerda me estremeció de tal manera que en ocasiones tuve que cerrar el libro porque sentía que estaba leyendo una historia de la que yo, en Xalapa, de alguna manera, fui parte.
Hay un decreto que guía la novela en su totalidad y lo dejo aquí, para no olvidarlo.

El señor Honda dice:
“No se debe oponer resistencia a la corriente: hay que ir hacia arriba cuando hay que ir hacia arriba, y hacia abajo cuando hay que ir hacia abajo. Cuando debas ir hacia arriba busca la torre más alta y sube hasta la cúspide, cuando debas ir hacia abajo busca el pozo más profundo y desciende hasta el fondo. Cuando no hay corriente quédate inmóvil. Si te opones a la corriente todo se seca. Si todo se seca el mundo se ve envuelto por las tinieblas”.

Ayer comprendí que, bajo este decreto, mi vida nómada es una paradoja: ahora en mí no hay corriente.
Estoy inmóvil.

Deseo con todo el corazón, y lo digo con los ojos cerrados y con verdadera fe, como si fuera una oración, que la marea que está por llegar, me lleve hacia arriba.




Imagen: Erika en el muelle de Janitzio.
Tomé esa fotografía en semana santa, en un viaje con Adriana, justo en el momento que comenzó la vida nómada. Desde ahí el mensaje estaba claro, pero todavía no había leído a Murakami.

Comentarios

Papas ha dicho que…
Habia esperado tanto ese avión..tenía urgencia por tomarlo..por salir corriendo entre la gente..tenia previsto salir hasta la noche pero esta urgencia me hizo correr al aeropuerto y tomar el primer vuelo hacia el DF..
Espere una hora en la sala de abordar sin poder trabajar, pensar o leer...solo lloraba..
Me subi al avión y estaban ocupando mi lugar.. el vuelo estaba casi lleno.. y no queria que me interrumpieran en los sig. cinco minutos para quitarme de el lugar de alado, asi que decidi decirle al señor que porfavor tomara su lugar.
Pude porfin respirar tranquila..cuando la azafata me obligo a dejar de trabajar..logre concentrarme y leer..pero extrañamente una mujer leia a mi lado a Cortazar..yo lo habia escuchado.. pero nunca lo he leido..
Odio platicar con la gente de los aviones..pero me llamo la atención..inicié yo con una pregunta..y sus palabras..historias..cuentos.. y anecdotas lograron perderme del objetivo del viaje.. lograron que recuperara mi ser..mi escencia...me hicieron sonreir .....
Son extrañas las historias en las que nos involucramos..y como ciertos eventos cambian y alteran las cosas dentro de tu pequeño mundo..

Por eso, ve la corriente que hay en ti...moviendote de una ciudad a otra..y no esperes a que la marea te lleve hacia arriba.. toma las escaleras y sube a la superficie de ese pozo..donde ya te encontraste.....
Érika B Carrillo ha dicho que…
Oye, ¿mujer del avión? Tu mensaje aquí me ha dejado muda. Muda y con una alegría adentro. Pero muda al fin.
Estas son esas pequeñas cosas que te conté en el correo ¿ves? Qué bueno que quitaste a ese señor de ahí :)
Miss B. ha dicho que…
¡Wooooow! Qué increíble historia y qué genial ese primer comentarios que también leí.
Me encantan este tipo de encuentros. Yo siempre he dicho que las almas no se encuentran por casualidad y que tampoco pasan la cosas por nomás.

Me encanta empezar la semana con tus líneas. Dato curioso, también tengo a Murakami entre mis próximas lecturas...

Me debes un correo y una información, no lo olvides, muero de ganas de ir a esos lugares y ayudar.
Bonita semana Kika. (:
Anónimo ha dicho que…
... Mi recomendación personal para continuar leyendo a Murakami ... Kafka en la orilla (del Mar) ...

Has leído a Yasunari Kawabata? ... Mi recomendación "Lo bello y lo triste" ... Nostalgia pura ...

Un saludo.
Atte.
El último de los detectives salvajes
Borrego ha dicho que…
Me encantó....
Tenía tanto que no te leía, vaya error.
Érika B Carrillo ha dicho que…
Oye, Blanche, te debo ese correo. Te dejo aquí la liga de la página de la organización, échale un ojo y platicamos.
www.nccepmexico.org
Gracias por venir por aquí.
Beso,
Kika
Érika B Carrillo ha dicho que…
Ultimo detective salvaje,
Gracias por las recomendaciones, ya las anoté en la lista sin fin.

Borrego,
¿Pues dónde habías estado? Qué bueno que ya llegaste. Beso.
Miss B. ha dicho que…
¡Hola Kika!
He pasado un buen rato viendo la página de la Organización. Me ha gustado mucho, ya soy fan en Facebook.
Ha llamado mucho mi atención varias cosas, como aquello de "Maestro adjunto" ¿Es sólo para profesores de Veracrúz? También el "Aula Vasconcelos" que ya había visto algo de ella en las noticias y obviamente lo de "Amigo mentor"
Creeme que me encantaría formar parte de todo esto.

Te dejo mi correo, saludos.

blanch_ambar@hotmail.com
Soledad ha dicho que…
Muramai, no es el tipo de hombre que escribe pensando que el pan puede llorar mientras lo cortan, quizás sea opuesto, pero al final atractivo.

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