El hombre radio
Hoy me visitó un amigo que hace muchos años no veía. Caminamos por Campos Eliseos, que ya es mi calle favorita del barrio, y luego cruzamos por uno de los tantos callejones hasta que llegamos a un parque.
Nos detuvimos en un café que estaba en una esquina y ordenamos dos bebidas para llevar: un café latte y un té negro. El té era en verdad bueno y tuve cierta prisa porque se enfriara para poderlo beber.
Estábamos por salir cuando mi amigo decidió entrar al baño y yo fui a esperarlo a la terraza, al pie de la calle. La tarde estaba soleada y fresca, un sábado perfecto que parecía la continuación de mi noche de ayer, llena de jazz. De pronto se acercó un viejo con traje de vagabundo, uno de tantos mendigos callejeros, y anunció solemne que iba a cantar "canciones del recuerdo". Lo miré. Nadie más le prestó atención. Encendió un altavoz como esos que usan los policías en las patrullas, y comenzó a cantar:
Nos detuvimos en un café que estaba en una esquina y ordenamos dos bebidas para llevar: un café latte y un té negro. El té era en verdad bueno y tuve cierta prisa porque se enfriara para poderlo beber.
Estábamos por salir cuando mi amigo decidió entrar al baño y yo fui a esperarlo a la terraza, al pie de la calle. La tarde estaba soleada y fresca, un sábado perfecto que parecía la continuación de mi noche de ayer, llena de jazz. De pronto se acercó un viejo con traje de vagabundo, uno de tantos mendigos callejeros, y anunció solemne que iba a cantar "canciones del recuerdo". Lo miré. Nadie más le prestó atención. Encendió un altavoz como esos que usan los policías en las patrullas, y comenzó a cantar:
De las lunas
la de octubre es más hermosa
porque en ella se refleja la quietud
Su voz era bellísima, y me sorprendió que tuviera ese tono romántico y elegante de las voces de antes. Pero más sorpresa fue escuchar el efecto que producía el altavoz: era como escucharlo por la radio en ese momento.
Corazón que has sentido el calor
de una linda mujer...
Me quedé embelesada con aquel hombre-radio que cantaba lleno de amor y, cuando apareció de nuevo mi amigo, nos quedamos escuchándolo hasta que la canción terminó. Quise aplaudir emocionada, pero sólo le dejé una felicitación y una moneda en su vasito.
Entonces cruzamos la calle y nos tendimos en el pasto a hablar de ardillas, mientras la tarde caía encima de todos esos árboles llenos de otoño.
Corazón que has sentido el calor
de una linda mujer...
Me quedé embelesada con aquel hombre-radio que cantaba lleno de amor y, cuando apareció de nuevo mi amigo, nos quedamos escuchándolo hasta que la canción terminó. Quise aplaudir emocionada, pero sólo le dejé una felicitación y una moneda en su vasito.
Entonces cruzamos la calle y nos tendimos en el pasto a hablar de ardillas, mientras la tarde caía encima de todos esos árboles llenos de otoño.
Imgaen: car radio
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