Asuntos pendientes


La verdadera maquinaria del mundo son los asuntos pendientes.
Pendientes laborales que se resuelven en el día a día y que mueven el capital.
Pendientes para mejorar la salud, hacer ejercicio, comer más sano.
Misterios familiares que nos obligan a buscar en nuestra propia historia, en las conversaciones de las tías, en la memoria oscura.
Pláticas pendientes que nos liberan, que nos sanan, que nos matan.
Proyectos que dejamos de lado y queremos retomar.
Amores que nunca fueron ni se fueron.
Momentos precisos que pasaron de largo.
Sensaciones que buscamos sentir.
Amigos que queremos reencontrar.
Lugares que queremos conocer.
Fantasías que queremos vivir.
Sueños que queremos lograr.

Pendiente: Algo que se está por hacer.
Se pone fin a algo y se llega a otra cosa y a otra y a otra y a otra hasta el infinito. No se pone fin a algo, y sigue ahí, y sigue y sigue y sigue hasta la muerte ¿hasta el infinito?
Todo es siempre un asunto pendiente. Todas las historias que conocemos se fundamentan en algún asunto pendiente y, al final, si acaso lo tienen, también son todas muestrario de asuntos resueltos.

En el muro de una amiga de Facebook, que solicitó una "frase zen", leí algo como esto:
Si terminaste el libro, ciérralo
Si a la mitad el libro no te gustó, ciérralo.
Siempre termina lo que empieces o al menos ponle un fin.

Pues sí.

Mi libro de cuentos se llama Asuntos Pendientes.
Y todavía me pregunto si su nombre no será su propia condena.

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