Las leyes de Kika (parte 1)


Cuando uno está perdido, busca. Esa ha sido la historia de Kika desde el principio de los tiempos. 
Estudié antropología para encontrar mi lugar en el mundo. 
Estudio modelos educativos para conocer las formas como la gente aprende en el mundo.
Viajo porque, como dice Vila Matas, cuando estamos lejos de casa, es cuando más cerca estamos de nosotros mismos. 
Todo en Kika es una búsqueda constante. 
Y resulta que después de 30 años algo debí haber encontrado. 

Confieso, como lo hice en Querido Qwerty, que la mayoría de las cosas las he aprendido al revés. Pues sí, es más fácil: aprendo qué no debo hacer, qué no quiero hacer. Pero unas que otras lecciones las he aprendido bien, al derecho, con maestros que quizá no saben que lo fueron, pero que cimentaron mis estructuras.  
Hace dos años exactamente, hice un retiro personal a Tepoztlán. No por lo hippie o mágico que dicen que es el lugar, sino porque era lo más cercano a la ciudad de México y mi presupuesto no daba para más. Mi misión en ese retiro (que fue de cinco días y cuatro noches en habitación sencilla con desayuno americano) fue una muy simple: identificar las leyes de mi vida. Las lecciones aprendidas que forman mis cimientos.

Las primeras dos noches estuve en blanco, estaba tan cansada que sólo dormí, leí y comí quesadillas en el mercado. Pero el tercer día empecé a escribir la fotografía de ese momento: mi trabajo, mis preocupaciones, mis viajes, y de pronto algo se destapó adentro. Lloré mucho recordando las patadas de la vida, sobre todo las familiares, los amigos que nunca fueron, el amor veneno. Es increíble que podamos dejar en pausa el dolor y luego le pongamos play. La buena noticia es que después del llanto me reconocí valiente y empecé a tener claridad sobre las lecciones aprendidas. Fue como todo: la vida es buena, la vida es una cabrona, la vida es la vida. 

La esencia ¿qué te hace ser tú? 
Cuando tenía 14 años, tal vez 15, escribí un ensayo en el que cuestionaba cómo se podía identificar la esencia de alguien. Ojalá lo hubiera conservado. Pero lo recuerdo bien porque se lo mostré a un tío que había escrito una novela (y que por eso me parecía una autoridad para leerme) y durante mucho tiempo hablamos de mi texto. ¿Cuál era mi esencia? ¿Qué es lo que realmente me definía si me gustaba hacer tantas cosas? Culpaba a mis padres por no saberme guiar; fácil. Culpaba a mis maestros por no saberme guiar; más fácil. Honestamente no recuerdo lo que me dijo mi tío, supongo nada relevante porque no lo recuerdo. Pero años más tarde apareció un amigo que me dijo "a los 30 tus dramas te pertenecen"y se me acabó el teatro. 

Primera ley: "A los 30 tus dramas te pertenecen"
Cuando tenemos treinta años, ya vivimos una revolcada de vida, por lo tanto nuestros dramas (problemas, traumas, frustraciones, exageraciones, etcétera) ya no son culpa de nuestros padres ni de nuestros maestros ni de nuestro jefe porque es un idiota... Si decidimos tener un drama es nuestro. 
Lección urgente y permanente: Eliminar mis dramas 

Segunda ley: Lo que me define es lo que yo quiero que me defina  
Desde niña he sido todóloga. Horrible oficio castigado por los adultos: estaba destinada a nunca lograr nada, "el que mucho abarca poco aprieta". Pero leí a Baudelaire y fue una bocanada de aire: "¿Qué es el hombre superior? No es el especialista. Es el hombre de ocios y de educación general" 
Bendito Baudelaire. Pero en el mundo no hay Baudelaires que me den empleo o me inviten a hacer proyectos con ellos. Así que dentro de "la educación general", sí es necesario definirnos: la vida me ha llevado a hacer proyectos educativos en diferentes niveles, estudié una carrera en antropología, tengo una empresa de meremeladas, soy escritora, ¿qué me define? 
Lección: Lo que me define es lo que yo quiero que me defina. 
Después de mucho pensarlo, en mi perfil de linkedin me definí como especialista en tecnología educativa. Basta publicarlo en redes sociales para que sea. 
Lo de ser empresaria y escritora, por el momento son accesorios que podré decidir si quiero que me definan en el futuro y cómo. Visto así, puede parecer que definirse es una situación fácil, pero tiene una trampa: creerlo y ser congruente con tu propia definición tiene su chiste. 

Tercera ley: La vida es como olas
Me lo dijo Ela una tarde en Vallarta: La vida es como olas, hay temporadas buenas y temporadas malas. Cualquier situación que parezca irresoluble pasa, luego llega otra situación y pasa, pero hay que saber identificar esas temporadas y administrar la energía. Siempre habrá malas temporadas, siempre, pero si en las buenas inventamos dramas, estamos perdidos. Llegaremos desgastados al tsunami. 
Murakami lo explica de otra manera con el Sr. Honda: “No se debe oponer resistencia a la corriente: hay que ir hacia arriba cuando hay que ir hacia arriba, y hacia abajo cuando hay que ir hacia abajo. Cuando debas ir hacia arriba busca la torre más alta y sube hasta la cúspide, cuando debas ir hacia abajo busca el pozo más profundo y desciende hasta el fondo. Cuando no hay corriente quédate inmóvil. Si te opones a la corriente todo se seca. Si todo se seca el mundo se ve envuelto por las tinieblas”.
Lección: Hay que observar nuestros momentos y administrar nuestra energía. (Ver Primera Ley)

Cuarta ley: Todo en exceso es malo 
Lo había escuchado mucho, siempre hay alguien que lo dice. Pero esta frase tuvo sentido por primera vez cuando Rafa, el papá de mi amiga Mónica, me lo dijo en su casa. Teníamos 17 años. No nos decía "no vayan al antro", "no beban", "no se desvelen". Sólo decía "Todo en exceso es malo". 
Entonces comprendí que era posible hacer un poco de todo: ser antropóloga, empresaria, escritora, consultora, conferencista, emprendedora, viajar, beber, fumar, descansar, ejercitarse, no ejercitarse, despertar temprano, despertar tarde, subir una montaña, correr un maratón, hacerse gordo, ver películas, leer libros, salir de fiesta, quedarse en casa... 
Lección: Equilibrio my ass. Hay que hacer un poco de todo, pero nada en exceso. Baudelaire está de acuerdo. 

Quinta ley: Hacer bien las cosas cuesta mucho trabajo
Es posible hacerlo todo, pero hacer las cosas bien cuesta mucho trabajo. Cualquier cosa: un proyecto, una relación, un trabajo, organizar una reunión, nuestra propia vida. Hacer un buen proyecto de principio a fin, cuesta mucho trabajo. Juan dice que hay una regla de 80-20. El 80% de un proyecto puede salir bien, pero el último 20% no tan bien. A veces esa recta final requiere más energía, más atención, más dinero, más tiempo, más sacrificio... Ese último 20% puede matarnos y acabar con el bien logrado 80%. 
Lección: Hay que saber identificar ese 80% y saber cuando "terminar".

Sexta ley: Como sí 
Pensar en "cómo si", es una estructura mental. Me lo dijo Adriana por primera vez en un congreso en Washington hace como diez años. No lo entendí entonces, pero lo entiendo ahora: la gente está acostumbrada a pensar por qué no o cómo no se puede lograr algo. Estamos configurados para ver primero los obstáculos, la burocracia, el sistema, y no la solución. La realidad es que, aún con todo, siempre hay algo que sí se puede hacer. Cómo sí puedo hacer este proyecto aún teniendo este obstáculo, como sí puedo escribir una novela, como sí me puedo librar de este drama, etcétera. 
Es muy fácil pensar "por qué no" y enumerar los obstáculos, pero cuesta mucho más pensar en las posibilidades de "cómo sí", porque son muy pocas. Pensar en "cómo si" nos obliga a ser creativos, a ser astutos.  
Una vez llamé por teléfono a una empresa que hacía "cajas de lujo" para regalos (como las cajas donde vienen los vinos o los chocolates) y el hombre que me atendía me explicó durante 10 minutos por qué no podía venderme sus cajas: sólo hacemos pedidos a grandes empresas, no podemos hacerte una caja a la medida porque te saldría muy cara, no podrías pagar los moldes, etcétera, etcétera. Casi a punto de colgar le pregunté "como sí" podían hacerme la caja; se quedó pensando un momento: "sólo si haces un pedido de mil piezas podríamos absorber el costo del molde nuevo". Oh, posibility. 
Un maestro casual fue Dewitt Jones, un fotógrafo de National Geographic que hizo un video motivacional que usaba -con gran éxito- en talleres con maestros pesimistas de escuelas públicas. El video cuenta las lecciones de Dewitt buscando "lo que se puede celebrar en el mundo", pero lo que a mí me quedó claro es lo siguiente:  
Lección de Dewitt Jones. Si pensamos en lo que no podemos hacer, en lo que está mal, la energía se va al piso. Nadie quiere involucrarse en fracasos. En cambio si pensamos en lo que sí se puede hacer, la energía aumenta y podemos arreglar lo que sea, incluso lo que pensamos que no era posible. 



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Érika, que buen material para comenzar mi día. Gracias por compartirlo. Lo guardo =) KT
Érika B Carrillo ha dicho que…
Katie! qué buen español! :D gracias por pasar por aquí.
Anónimo ha dicho que…
Hola Kika ( se me escapa, perdona ;) ) Como ya te dije, me gustó mucho este post, compartes cosas bien personales con tu estilo de siempre. ¿Me creerás que tengo 37 y aún me estoy buscando? , en fin...
Espero algún día probar tus mermeladas, lo que implica por cierto conocer México. Why not?
Muchos cariños desde Chile.

Nadia (letras pinceladas)
Hola ex Prima! como estas? me gusta leerte de vez en cuando.. al menos tu lectura no cae en SUEÑOS , LIBERTAD, DEPRESION como aveces me sucede a la mia.... pero ahi vamos...me encanto la 3era Ley... coincido contigo totalmente y creo fielmente que existe algo mas alla que buscar la ironia en lo logico. Excelente Dia!

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