Los días de navegación
Cierto día de desencanto periodístico decidí ser selectiva con las noticias de la prensa y solamente los domingos me ponía al día. Hojeaba La Jornada, la encontraba siempre por ahí en algún café, y me gustaba comprar El País porque tenía el suplemento de El País Semanal, que tenía un poco de todo y luego el papel me servía para hacer collage.
Hoy ya no hago nada de eso.
En Facebook "me gusta" El Universal y The New York Times, sigo La Jornada y El País, mis amigos pegan en sus "muros" notas de revistas, artículos de investigación o comparten enlaces de otras páginas, en twitter lo mismo (incluso peor), mails con más enlaces, todo directo a la BlackBerry y así 24/7. Creo que hace un año que dejé de leer noticias en papel.
Ignoro cuáles sean las cifras reales (últimamente todas las cifras son alarmantes: ¡400millones de usuarios en facebook! ¡cada semana 200 muertos por tabaquismo en México! ¡34millones de mexicanos menores de 15 años no leen! etcétera, etcétera) pero creo que en promedio recibo una pantalla nueva de noticias y artículos diferentes cada 15min de los cuales selecciono y leo entre 10 y 15 cada día. En ocasiones sólo leo el primer párrafo y en otras llego hasta el punto final y luego busco notas relacionadas. Es un volado. ¿Tengo tiempo/me interesa?
Y entonces ya no salgo el domingo al café a leer las noticias de la semana en el papel gris de La Jornada y El País. Ahora las noticias fomarn parte de todos los días y de todo momento, produciéndose y reproduciéndose a una velocidad de locura por periodistas oficiales, hijos de vecino y Juanes de las Pitas.
Me costó mucho aceptar que pasaba demasiado tiempo conectada (en la laptop y en la BlackBerry) y lo paradójico es que fue la mar de difícil entrar en ese nuevo ritmo de información minuto a minuto. Tuve que hacer una pausa, caer en cuenta de mi nueva realidad y aceptarla: estar conectada no implica estar trabajando ni me estoy perdiendo de la vida; estar en facebook no es es perder el tiempo, ni estar googleando es ocio. Ahora sé que es lo contrario. Hoy uso mi compu para todo, trabajo, escribo, hablo, leo, estudio, toda mi música, mis fotos, mi familia, mis amigos, mi agenda, las carteleras, skype, los diarios y El País Semanal. Enciendo mi compu ergo existo.
Jamás como ahora he sentido/advertido la transformación de mi vida cotidiana. Tal vez si hubiera nacido en el siglo XVIII (debí haber nacido en el siglo XVIII) la revolución industrial me hubiera hecho pensar lo mismo que ahora escribo aquí. Sólo estas dos revoluciones, me parece, la industrial y la digital, han logrado llegar al terreno impenetrable del día a día, en todo el mundo.
Entonces mis domingos, como mi lunes a viernes, navego por las mañanas, con la variante de que los domingos tienen terraza, té y pijama. Algo que tuve que aprender, y aliviar, es que navegar en la red no tiene ningún orden; el papel empieza aquí y acaba aquí, un link ¿en dónde? Soy dispersa, auxilio. Brinco de un enlace a otro, leo un poco de esto y otro de aquello, se me ocurren algunas cosas, me doy cuenta que el idioma ya no es una barrera para navegar, un post en español y el siguiente en inglés, y entonces veo en la página del World Bank que hay un traductor simultáneo a más de veinte idiomas, elijo el eslovaco y la página se ve increíble con signos raros; entro a Twitter y leo las notas de @LaJornada, me encabrono en especial con las dos primeras; sorbo de mi taza, el té se enfría, reviso las pestañas de Firefox y cierro algunas porque ya son demasiadas, me quedo leyendo un título que no vi antes, luego otro, y otro, me gusta esto, y así hasta que recuerdo que es #domingoenelDF y más me vale apresurarme para ir al súper porque el tráfico de carritos por la tarde es una pesadilla.
Sí, la vida ya cambió.
Otra vez.
Nota del 5 de sep.
A propósito de todo esto me encontré hoy esta entrevista en El País a Rosental C. Alves, 'gurú digital', brasileño. No se la pierdan. Ver video
Escuchó la expresión "revolución digital" por primera vez en el año 1987 y se dijo: "Este es el camino". Gurú iberoamericano del periodismo en la Red, el clarividente periodista y catedrático brasileño desentraña las claves de lo que se nos viene encima: lo que él llama el ecosistema de medios.
"En el sistema media-céntrico del pasado, los descubrimientos los hacían los medios, que creaban productos y los probaban para ver si funcionaban o no. Ahora es la Red quien tiene el poder de la innovación. Las empresas de comunicación están siguiendo a la gente, no es al revés. Lo que se crea en las redes sociales, la producción de los aficionados, los blogs, determinan lo que está por venir. La principal diferencia entre Google y los medios convencionales es que Google trabaja a partir de la perspectiva del usuario; y las empresas de medios trabajan desde la perspectiva de los productos. Diseñan productos y acuden al usuario para preguntarle: "¿Cómo puedo mejorar mi producto?", en vez de ir directamente a ver qué es lo que está haciendo el usuario, cómo reacciona, qué produce y qué consume. Es una lógica nueva, y pienso que la innovación y el nuevo lenguaje van a salir de allí. Leer más
En Facebook "me gusta" El Universal y The New York Times, sigo La Jornada y El País, mis amigos pegan en sus "muros" notas de revistas, artículos de investigación o comparten enlaces de otras páginas, en twitter lo mismo (incluso peor), mails con más enlaces, todo directo a la BlackBerry y así 24/7. Creo que hace un año que dejé de leer noticias en papel.
Ignoro cuáles sean las cifras reales (últimamente todas las cifras son alarmantes: ¡400millones de usuarios en facebook! ¡cada semana 200 muertos por tabaquismo en México! ¡34millones de mexicanos menores de 15 años no leen! etcétera, etcétera) pero creo que en promedio recibo una pantalla nueva de noticias y artículos diferentes cada 15min de los cuales selecciono y leo entre 10 y 15 cada día. En ocasiones sólo leo el primer párrafo y en otras llego hasta el punto final y luego busco notas relacionadas. Es un volado. ¿Tengo tiempo/me interesa?
Y entonces ya no salgo el domingo al café a leer las noticias de la semana en el papel gris de La Jornada y El País. Ahora las noticias fomarn parte de todos los días y de todo momento, produciéndose y reproduciéndose a una velocidad de locura por periodistas oficiales, hijos de vecino y Juanes de las Pitas.
Me costó mucho aceptar que pasaba demasiado tiempo conectada (en la laptop y en la BlackBerry) y lo paradójico es que fue la mar de difícil entrar en ese nuevo ritmo de información minuto a minuto. Tuve que hacer una pausa, caer en cuenta de mi nueva realidad y aceptarla: estar conectada no implica estar trabajando ni me estoy perdiendo de la vida; estar en facebook no es es perder el tiempo, ni estar googleando es ocio. Ahora sé que es lo contrario. Hoy uso mi compu para todo, trabajo, escribo, hablo, leo, estudio, toda mi música, mis fotos, mi familia, mis amigos, mi agenda, las carteleras, skype, los diarios y El País Semanal. Enciendo mi compu ergo existo.
Jamás como ahora he sentido/advertido la transformación de mi vida cotidiana. Tal vez si hubiera nacido en el siglo XVIII (debí haber nacido en el siglo XVIII) la revolución industrial me hubiera hecho pensar lo mismo que ahora escribo aquí. Sólo estas dos revoluciones, me parece, la industrial y la digital, han logrado llegar al terreno impenetrable del día a día, en todo el mundo.
Entonces mis domingos, como mi lunes a viernes, navego por las mañanas, con la variante de que los domingos tienen terraza, té y pijama. Algo que tuve que aprender, y aliviar, es que navegar en la red no tiene ningún orden; el papel empieza aquí y acaba aquí, un link ¿en dónde? Soy dispersa, auxilio. Brinco de un enlace a otro, leo un poco de esto y otro de aquello, se me ocurren algunas cosas, me doy cuenta que el idioma ya no es una barrera para navegar, un post en español y el siguiente en inglés, y entonces veo en la página del World Bank que hay un traductor simultáneo a más de veinte idiomas, elijo el eslovaco y la página se ve increíble con signos raros; entro a Twitter y leo las notas de @LaJornada, me encabrono en especial con las dos primeras; sorbo de mi taza, el té se enfría, reviso las pestañas de Firefox y cierro algunas porque ya son demasiadas, me quedo leyendo un título que no vi antes, luego otro, y otro, me gusta esto, y así hasta que recuerdo que es #domingoenelDF y más me vale apresurarme para ir al súper porque el tráfico de carritos por la tarde es una pesadilla.
Sí, la vida ya cambió.
Otra vez.
Nota del 5 de sep.
A propósito de todo esto me encontré hoy esta entrevista en El País a Rosental C. Alves, 'gurú digital', brasileño. No se la pierdan. Ver video
Escuchó la expresión "revolución digital" por primera vez en el año 1987 y se dijo: "Este es el camino". Gurú iberoamericano del periodismo en la Red, el clarividente periodista y catedrático brasileño desentraña las claves de lo que se nos viene encima: lo que él llama el ecosistema de medios.
"En el sistema media-céntrico del pasado, los descubrimientos los hacían los medios, que creaban productos y los probaban para ver si funcionaban o no. Ahora es la Red quien tiene el poder de la innovación. Las empresas de comunicación están siguiendo a la gente, no es al revés. Lo que se crea en las redes sociales, la producción de los aficionados, los blogs, determinan lo que está por venir. La principal diferencia entre Google y los medios convencionales es que Google trabaja a partir de la perspectiva del usuario; y las empresas de medios trabajan desde la perspectiva de los productos. Diseñan productos y acuden al usuario para preguntarle: "¿Cómo puedo mejorar mi producto?", en vez de ir directamente a ver qué es lo que está haciendo el usuario, cómo reacciona, qué produce y qué consume. Es una lógica nueva, y pienso que la innovación y el nuevo lenguaje van a salir de allí. Leer más
pd. La ilustración es de Azucena Serrano (queesmiamigayquelaquiero)
Comentarios