Cuida lo que pides...

A veces me sorprendo de cómo la vida está atenta a lo que pedimos.
Desde hace muchos años estoy clavada con eso de "cuida lo que pides porque se te cumple". Porque es cierto. Porque pasa. Y justo ayer que pensaba que extraño la convivencia familiar (las sobremesas con mis tías, con mamá, con mis primos) Tata me invitó a su cumpleaños 40 con su familia, mamá, tías, primos y sobrinos.
No pasaron más de doce horas para cumplir mi deseo.
La vida es una díscola.

Estábamos todos a la mesa, partimos un pastel, cantamos las mañanitas y luego vimos el video de la boda de Martha, la mamá de Tata, que fue en enero.
Preciosa fiesta; ella de sesentaytantos y él de setentaytantos. Ambos enamorados, emocionados. Me contó Tata que era la segunda boda de ambos y que ambos eran viudos. Hermosa historia además.
El video comenzó con la misa: el novio tenía el pelo completamente blanco y un elegante traje negro; la novia, un discreto vestido color lavanda y su ramo era de flores blancas y amarillas.
Hubo varios momentos lindos en el video, pero mi favorito fue cuando el novio empezó a recitar sus votos en la iglesia: "Yo, Miguel, te tomo a ti, Martha, como mi esposa, prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarte y respetarte..." se detuvo un momento porque se le cortó la voz, Martha lo miró con ternura, su mano le acarició una mejilla y se fue hasta su cuello para indicarle que todo estaba bien, que ella entendía hasta dónde llegaban sus palabras y, después de tomar una bocanada de aire él dijo "todos los días de mi vida".

La vida y sus guiños.
Ahora quiero que me adopten.

Raúl Mosri, el novio Miguel Béjar, Tania Mosri (Tata) y la novia Martha Vargas



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