La gente está tan enojada
Y quién nos enseñó a hacer todo esto, ¿eh? ¿Cómo aprendimos a googlear, a facebookear, a twittear y a comentar en las notas de los diarios digitales? ¿A ver quién?
Los que saben de esto dicen que lo intuimos conforme fue evolucionando la red, y poco a poco los "maestros de la web" como google, FB, twitter, pusieron sus propias reglas. La verdad es que ésto se está regulando en el camino, y a mí me huele a que es una gran masa que nadie sabe a dónde va y que más bien nos va a aplastar.
En mis paseos por las redes me convenzo cada vez más de que las personas no actuamos tan diferente de como lo hacemos en la realidad; la"desinhibición" que se adquiere con ese supuesto "nickname" es una farsa. Una especie de máscara que en lugar de ocultar, revela. ¿Y qué revelamos con nuestros posts, con nuestros comentarios?
Una muestra de twitter de #renunciacalderon:
Luisdecoyo está enojado, también bernardorimbaud y JamesHowlettrJr, e igualmente lo están las 14 personas que los retwittearon y los cientos y cientos que por ahí pasaron hasta dejar en Trending Topic ese hashtag(#) desde ayer.
Otra muestra de FB:
"Cepal anticipa gris panorama en América Latina"
Angel está enojado, Juan Emilio también y le reclama a Angel, Lizbeth califica a la CEPAL de tontos, Nazarín dice que sí, sí, la CEPAL y la carabina de Ambrosio y Alejandro que la CEPAL son unos pinches genios.
¿Qué está pasando?
¿Por qué esa falta de respeto desmedida y esos "gritos" vacíos? ¿Nadie respeta en la web porque no se siente respetado? ¿o al revés: todos agreden porque se sienten agredidos? ¿Qué refleja ese espejo?
Todavía hace unos pocos años, si uno quería opinar escribía una carta bien pensada al señor director y firmaba atentamente.
Hace unas semanas se burlaron hasta el cansancio de Paulina Rubio porque escribió que estaba entrenando para un "enbarazo" saludable. Alex Sintek se fue de twitter porque los twiteeros literalmente acribillaron contra su canción del bicentenario. Felipe Calderón (que es real y que puede leer en twitter) tiene una lista interminable de mentadas de madre. Y así hay un montón de historias que me hacen pensar en las redes sociales como una masa de hormigas asesinas que caen voraces sobre la presa y la devoran hasta desintegrarla. Y lo mismo al contrario: hormigas asesinas que se apilan entre sí para construir un pedestal (sólo aguas con tus posts porque igual se vuelcan para acabar contigo).
La gente está enojada.
Una amiga sicóloga me dijo que el enojo es la máscara de la tristeza.
La gente está triste.
Otra amiga sicoanalista me dijo que la tristeza es consecuencia de una situación irresuelta y que conforme pasa el tiempo se vuelve casi "una razón secreta". Por eso no encontramos el sentido de nada, dijo.
La gente está perdida.
Pienso en las redes sociales como un gran salón de clases de primaria lleno de ñoños, bullies, barbies, sports billies y susanitas. Nada más que ahora en lugar de estar sentados en pupitres, estamos detrás de un monitor jugando farm ville, respondiendo chismógrafos que ahora se llaman tests, mentándole la madre a Calderón y filosofando en blogs. No es más que una reproducción en masa. Y así como los maestros de primaria no saben qué va a ser de sus alumnos (que ahora tienen más aspiraciones para formar parte del narco que de ser médicos o Presidentes de la República) nosotros tampoco sabemos qué va a ser de nosotros como sociedad digital.
Ayer platicaba con Carlos Carvallo, un colega antropólogo, y le contaba que ahora entiendo que lo más importante que aprendí en la primaria, fue valores. "Aprendí a respetar, a querer a los otros y a decir la verdad porque si no me iba a ir al infierno", le dije. Luego él agregó que los que no estuvieron en escuelas católicas lo mismo aprendieron que ese "infierno" no era otra cosa que "está mal".
¿Quién nos va a enseñar a respetar en la red? ¿Cuántas niñas embarazadas de quince años enseñarán a sus hijos a querer a los otros y decir la verdad? ¿Cuántos niños de dieciséis años, en medio del narco, aprenderán a respetar, a querer a los otros y a decir la verdad? Ellos son los que vienen y los que están en la red. ¿Lo van a aprender en el camino? ¿Tenemos que esperar pacientemente a que suceda lo de siempre y que la sociedad se autorregule?
La imagen otra vez es de Azucena Serrano
Los que saben de esto dicen que lo intuimos conforme fue evolucionando la red, y poco a poco los "maestros de la web" como google, FB, twitter, pusieron sus propias reglas. La verdad es que ésto se está regulando en el camino, y a mí me huele a que es una gran masa que nadie sabe a dónde va y que más bien nos va a aplastar.
En mis paseos por las redes me convenzo cada vez más de que las personas no actuamos tan diferente de como lo hacemos en la realidad; la"desinhibición" que se adquiere con ese supuesto "nickname" es una farsa. Una especie de máscara que en lugar de ocultar, revela. ¿Y qué revelamos con nuestros posts, con nuestros comentarios?
Una muestra de twitter de #renunciacalderon:
Luisdecoyo está enojado, también bernardorimbaud y JamesHowlettrJr, e igualmente lo están las 14 personas que los retwittearon y los cientos y cientos que por ahí pasaron hasta dejar en Trending Topic ese hashtag(#) desde ayer.
Otra muestra de FB:
"Cepal anticipa gris panorama en América Latina"
Angel está enojado, Juan Emilio también y le reclama a Angel, Lizbeth califica a la CEPAL de tontos, Nazarín dice que sí, sí, la CEPAL y la carabina de Ambrosio y Alejandro que la CEPAL son unos pinches genios.
¿Qué está pasando?
¿Por qué esa falta de respeto desmedida y esos "gritos" vacíos? ¿Nadie respeta en la web porque no se siente respetado? ¿o al revés: todos agreden porque se sienten agredidos? ¿Qué refleja ese espejo?
Todavía hace unos pocos años, si uno quería opinar escribía una carta bien pensada al señor director y firmaba atentamente.
Hace unas semanas se burlaron hasta el cansancio de Paulina Rubio porque escribió que estaba entrenando para un "enbarazo" saludable. Alex Sintek se fue de twitter porque los twiteeros literalmente acribillaron contra su canción del bicentenario. Felipe Calderón (que es real y que puede leer en twitter) tiene una lista interminable de mentadas de madre. Y así hay un montón de historias que me hacen pensar en las redes sociales como una masa de hormigas asesinas que caen voraces sobre la presa y la devoran hasta desintegrarla. Y lo mismo al contrario: hormigas asesinas que se apilan entre sí para construir un pedestal (sólo aguas con tus posts porque igual se vuelcan para acabar contigo).
La gente está enojada.
Una amiga sicóloga me dijo que el enojo es la máscara de la tristeza.
La gente está triste.
Otra amiga sicoanalista me dijo que la tristeza es consecuencia de una situación irresuelta y que conforme pasa el tiempo se vuelve casi "una razón secreta". Por eso no encontramos el sentido de nada, dijo.
La gente está perdida.
Pienso en las redes sociales como un gran salón de clases de primaria lleno de ñoños, bullies, barbies, sports billies y susanitas. Nada más que ahora en lugar de estar sentados en pupitres, estamos detrás de un monitor jugando farm ville, respondiendo chismógrafos que ahora se llaman tests, mentándole la madre a Calderón y filosofando en blogs. No es más que una reproducción en masa. Y así como los maestros de primaria no saben qué va a ser de sus alumnos (que ahora tienen más aspiraciones para formar parte del narco que de ser médicos o Presidentes de la República) nosotros tampoco sabemos qué va a ser de nosotros como sociedad digital.
Ayer platicaba con Carlos Carvallo, un colega antropólogo, y le contaba que ahora entiendo que lo más importante que aprendí en la primaria, fue valores. "Aprendí a respetar, a querer a los otros y a decir la verdad porque si no me iba a ir al infierno", le dije. Luego él agregó que los que no estuvieron en escuelas católicas lo mismo aprendieron que ese "infierno" no era otra cosa que "está mal".
¿Quién nos va a enseñar a respetar en la red? ¿Cuántas niñas embarazadas de quince años enseñarán a sus hijos a querer a los otros y decir la verdad? ¿Cuántos niños de dieciséis años, en medio del narco, aprenderán a respetar, a querer a los otros y a decir la verdad? Ellos son los que vienen y los que están en la red. ¿Lo van a aprender en el camino? ¿Tenemos que esperar pacientemente a que suceda lo de siempre y que la sociedad se autorregule?
Me acuerdo que el catecismo dice "el infierno es un lugar de tormentos que nunca se acaba", pero no dice que cambia de lugar: a veces está en Monterrey, esta semana estuvo en Oaxaca, la otra en Tamaulipas, en India, en África. En nosotros mismos.Ya basta. Adiós.
La imagen otra vez es de Azucena Serrano
Comentarios
Blanche querida,
Qué bueno leernos de vuelta :)